Antes del periodo gótico de la arquitectura, las fachadas sólo eran cubiertas para el espacio interior. La arquitectura gótica logró que las fachadas reaccionaran a lo que ocurría en el interior de los edificios y tuvieran un efecto arquitectónico interesante de si mismos. La arquitectura gótica es sumamente reconocible por su uso de arcos, ventanas altas, y bóvedas.
El periodo gótico utilizaba mucho las matemáticas. Los grandes arcos y ventanas enormes que son tan famosas de este estilo arquitectónico necesitaban la matemática necesaria para sostenerse a sí mismos. La arquitectura gótica empujaba los límites del espacio y trataba de crear un sentido de grandeza que era logrado con grandes espacios y techos sumamente altos. La arquitectura gótica también trataba de aprovechar la luz natural e incorporar la estética de las vidrieras. La arquitectura gótica buscaba crear edificios que no solo fueran lindos, sino también altamente eficientes. Esta era obligó a los grandes arquitectos a buscar y crear nuevas formas no solo de diseñar, sino de construir para traer sus ideas a la realidad. Una de las obras más reconocidas de este estilo es La Sagrada Familia de Antonio Gaudí.
Gaudí, al igual que muchos, trataba de crear esos amplios espacios y dramáticos arcos. Pero solo Gaudí logró el título de pionero de la arquitectura con edificios que aún se estudian y están en proceso de construcción hoy en día. Gaudí logró incorporar elementos que observaba en la naturaleza e implementarlos en sus diseños. Sus observaciones de cómo los objetos naturales lograban sostener su forma y peso lograron ayudar a entender cómo deberíamos construir y diseñar para ser más efectivos y únicos. Su obra maestra, La Sagrada Familia, es el ejemplo perfecto de la mezcla de la creatividad e imitación a lo natural con la calculada y meticulosamente pensada forma de construirla. Aún sigue en construcción y ha sido un punto de inspiración para muchos de los mejores arquitectos del mundo.
Gracias a las muchas etapas de la arquitectura, la forma en la que diseñamos y entendemos el mundo que nos rodea sigue evolucionando. La evolución de la arquitectura, desde el gótico hasta las obras maestras modernas como las de Gaudí, demuestra cómo la creatividad, la matemática y la observación de la naturaleza se entrelazan para crear espacios que no solo son funcionales, sino también inspiradores. La arquitectura no es solo una cuestión de estética, sino de comprensión profunda de las necesidades humanas y del entorno. A través de los siglos, los arquitectos han desafiado los límites de lo posible, y hoy, al igual que en el pasado, continúan buscando nuevas formas de diseñar y construir que no solo embellecen el mundo, sino que también lo hagan más eficiente y habitable.
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